jueves, 27 de octubre de 2011

DIETAS HIPERPROTEICAS

Hoy en día están en boga las dietas altas en proteínas, también llamadas dietas hiperproteicas,  cuya distribución calórica no es equilibrada. Son aquellas puestas de moda por personajes famosos y “celebrities”, pero, ¿verdaderamente conocemos lo que significa llevar a cabo una de estas dietas? En este artículo vamos a intentar entender en primer lugar qué es lo más básico, la proteína,  qué es lo que se entiende por una dieta alta en proteínas y en qué situaciones y cómo las podemos usar sin correr riesgos en la salud.

·LA PROTEÍNA.
Las proteínas forman parte de la estructura de todas las células y tejidos del cuerpo, incluyendo el tejido muscular, los órganos internos, tendones, piel, pelo y uñas. Constituyen alrededor del 20% del peso corporal total. Son necesarias para el crecimiento y formación de tejido nuevo y su reparación, así como para regular muchas vías metabólicas, y evidentemente como fuente de energía.
·MACRONUTRIENTES Y CAMBIOS EN EL ORGANISMO.
Como ya hemos mencionado, se tratan de dietas en las que los porcentajes de proteínas se elevan respecto de los que deben tener en una equilibrada.
MACRONUTRIENTES
DIETA EQUILIBRADA
DIETA HIPERPROTEICA
HIDRATOS DE CARBONO
50-55%
45-50%
LÍPIDOS
30-35%
30-35%
PROTEÍNAS
10-15%
20-25%

Su objetivo consiste en evitar la hiperinsulinemia, alta concentración de insulina (hormona que capta los glúcidos y los almacena). Al producirse una reducción del consumo de hidratos de carbono, se disminuye la segregación de insulina por parte del páncreas, lo que hace que se movilicen los depósitos grasos para la obtención de energía, y esto produce una reducción de peso.
Pero no todo es negativo en lo que se refiere a este tipo de dieta tan controvertida, es cierto que ayudan a disminuir el peso si se llevan a cabo durante poco tiempo (aproximadamente una semana y siempre bajo supervisión médica), y esto se debe básicamente a la acción de la termogénesis (de forma muy simple, es el resultado de tu cuerpo gastando energía para digerir la comida) y a la pérdida de apetito y sensación de saciedad provocada por la ingesta de proteínas.
·PROBLEMAS ASOCIADOS A LA DIETA DE LARGA DURACIÓN.
Éstas son útiles siempre y cuando se realicen por un corto plazo de tiempo y estén en todo momento supervisadas por profesionales sanitarios, ya que su abuso puede derivar en una serie de enfermedades no deseadas:
-Problemas renales por la sobrecarga de solutos.
-Problemas hepáticos.
-Hiperuricemia (aumento de la concentración de ácido úrico en sangre).
-Cefaleas.
-Cansancio y fatiga.
Además de la aparición de estas enfermedades, algunos estudios han revelado que el consumo elevado de proteínas durante un tiempo prolongado pueden producir  problemas de colon que a su vez pueden derivar incluso en cáncer colon-rectal, causado por la disminución en la ingesta de hidratos de carbono, sobretodo en forma de fibra alimentaria. También pueden ser causantes de la aparición de osteoporosis debido a que su consumo abusivo provoca una pérdida aumentada de calcio vía urinaria.
·NECESIDADES DE APORTE PROTEÍCO.
Las necesidades proteicas pueden variar dependiendo de algunos factores tales como: la edad, el estado del intestino y riñones, y también del valor biológico de las proteínas que consumamos.
En general se recomiendan entre 40 y 60 g de proteína al día en adultos. Aunque durante el embarazo, la lactancia y el crecimiento están necesidades aumentan. En algunos tipos de  deportistas es habitual su uso en cantidades más elevadas de lo normal.
Su recomendación media es la siguiente:
ACTIVIDAD
PROTEÍNAS/KG PESO
Adulto no deportista
0.8-1g
Deportista de resistencia
1.2-1.5g
Deportista de resistencia y velocidad
1.5-1.7g
Deportista de fuerza
1.5-2.0g

·RECOMENDACIONES DE SU USO.
Como todo en la vida, el abuso es malo, y como ya hemos remarcado, el uso de este tipo de dietas siempre deberá ser por periodos de tiempo cortos y bajo la supervisión de personal sanitario especializado.
Querer adelgazar para mejorar la salud es bueno, pero no se debe poner en peligro a uno mismo para alcanzar la meta, por ello, lo mejor es que si se aumenta la ingesta de proteínas       (de origen animal y vegetal),  ésta vaya acompañada por fibra, y por un ejercicio físico moderado y acorde a las posibilidades de cada uno.